17-42 Mayo 10, 1925
17-42 Mayo 10, 1925
Diversos modos de fundirse en el Divino Querer.
En la Divina Voluntad está el vacío de los actos humanos que se deben hacer en Ella.
(1) Escribo sólo por obedecer y hago una mezcla de cosas pasadas y de cosas presentes. Muchas veces en mis escritos digo: “Me estaba fundiendo en el Santo Querer Divino”, pero no explico más. Ahora, obligada por la obediencia digo lo que me sucede en este fundirme. Mientras me fundo en Él, frente a mi mente se hace presente un vacío inmenso, todo de luz, en el cual no se encuentra hasta dónde llega la altura, ni dónde llega la profundidad, ni los confines a la derecha ni a la izquierda, ni enfrente ni atrás. En medio de esta inmensidad, en un punto altísimo me parece ver a la Divinidad, o bien las Tres Divinas Personas que me esperan, pero esto siempre mentalmente, y yo, no sé cómo, pero una pequeña niña sale de Volumen 17 75 mí, pero soy yo misma, tal vez es la pequeña alma mía, pero es conmovedor ver a esta pequeña niña ponerse en camino en este vacío inmenso, toda sola, que camina tímida, de puntitas, con los ojos siempre dirigidos adonde ve a las Tres Divinas Personas, porque teme que si baja la mirada a ese vacío inmenso no sabe a qué punto irá a terminar. Toda su fuerza está en la mirada fija en lo alto, que siendo correspondida con la mirada de la Alteza Suprema, toma fuerzas en el camino. Ahora, cuando llega frente a Ellas, se postra con la cara al vacío para adorar a la Majestad Divina, pero una mano de las Divinas Personas levanta a la pequeña niña y Ellas le dicen: (2) “Nuestra hija, la pequeña hija de nuestra Voluntad, ven en nuestros brazos”. (3) Y ella al oír esto se pone en fiesta y pone en fiesta a las Tres Divinas Personas, que esperan el desempeño de su oficio que le han confiado, y ella con una gracia propia de niña dice: (4) “Vengo a adoraros, a bendeciros, a agradeceros por todos, vengo a atar a vuestro trono todas las voluntades humanas de todas las generaciones, desde el primero hasta el último hombre, a fin de que todos reconozcan vuestra Voluntad Suprema, la adoren, la amen y le den vida en sus almas. Majestad Suprema, en este vacío inmenso están todas las criaturas, y yo quiero tomarlas todas para ponerlas en vuestro Santo Querer, a fin de que todas regresen al principio del cual salieron, es decir, a vuestra Voluntad, por eso he venido en vuestros brazos paternos para traeros a todos vuestros hijos, mis hermanos, y atarlos todos con vuestra Voluntad, y yo a nombre de todos y por todos, quiero repararos y daros el homenaje y la gloria, como si todos hubieran hecho vuestra Santísima Voluntad. Pero ¡ah! os ruego que ya no haya más separación entre Voluntad Divina y humana, es una pequeña niña la que esto os pide, y a los pequeños yo sé que Vosotros no sabéis negar nada”. (5) Pero quién puede decir todo, sería demasiado largo, además me faltan las palabras para expresar lo que digo frente a la Majestad Suprema, me parece que aquí en el bajo mundo no se usa el lenguaje de aquel vacío inmenso. (6) Otras veces, mientras me fundo en el Querer Divino y aquel vacío inmenso se hace presente a mi mente, giro por todas las cosas creadas e imprimo en ellas un te amo para la Majestad Suprema, como si yo quisiera llenar toda la atmósfera de tantos ‘te amo’ para corresponder al Amor Supremo por tanto amor hacia las criaturas, es más, giro por cada pensamiento de criatura e imprimo en ellos mi ‘te amo’, por cada mirada y dejo en ellas mi ‘te amo’, por cada boca, y en cada palabra sello en ella mi ‘te amo’, por cada latido, obra y paso y los cubro con mi ‘te amo’ a mi Dios, desciendo hasta allá abajo, en el mar, en el fondo del Volumen 17 76 océano, y en cada serpenteo de pez, en cada gota de agua, los quiero llenar de mi ‘te amo’. Después de que por todas partes, como si sembrara mi ‘te amo’, la pequeña niña va ante la Majestad Divina y como si quisiera darle una sorpresa dice: (7) “Mi Creador y Padre mío, mi Jesús y mi eterno amor, mira, todas las cosas por parte de todas las criaturas os dicen que os aman, por todas partes está el ‘te amo’ para Vosotros, Cielo y tierra están llenos; ¿y Vosotros no concederéis a la pequeña niña que vuestra Voluntad descienda en medio de las criaturas, que se haga conocer, que haga paz con la voluntad humana, y tomando su justo dominio, su lugar de honor, ninguna criatura haga más su voluntad, sino siempre la Vuestra?” (8) Otras veces, mientras me fundo en el Divino Querer, quiero dolerme de todas las ofensas hechas a mi Dios, y retomando mi giro en aquel vacío inmenso para encontrar todo el dolor que mi Jesús tuvo por todos los pecados, lo hago mío y giro por todos lados, en los lugares más recónditos y secretos, en los lugares públicos, sobre todos los actos humanos malos para dolerme por todas las ofensas y por cada pecado, siento que quisiera gritar a cada movimiento de la criatura: “Dolor, perdón”. Y para hacer que todos lo oigan lo imprimo en el rumor del trueno, a fin de que truene en todos los corazones: “Dolor por haber ofendido a mi Dios; perdón en el estallido del rayo; dolor en el silbido del viento; dolor, perdón en el tintineo de las campanas; dolor y perdón, en suma en todo”. Luego llevo a mi Dios el dolor de todos e imploro perdón por todos y digo: “Gran Dios, haced descender vuestra Voluntad a la tierra, a fin de que el pecado no tenga más lugar. Es la voluntad humana la que produce tantas ofensas que parece que inunda toda la tierra de pecados; vuestra Voluntad será la que destruya todos los males, por eso os pido que contentéis a la pequeña hija de vuestra Voluntad, que no quiere otra cosa que vuestra Voluntad sea conocida y amada y reine en todos los corazones”. (9) Recuerdo que un día estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y yo miraba el cielo que llovía a cántaros y sentía gusto al ver caer el agua a la tierra; y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior, con amor y ternura indecibles me decía: (10)“Hija mía, en esas gotas de agua que ves descender del cielo está mi Voluntad, Ella corre rápidamente junto con el agua, va para quitar la sed a las criaturas, para descender en las vísceras humanas, en sus venas, para refrescarlas y constituirse vida de las criaturas y llevarles mi beso, mi amor; va para regar la tierra, para fecundarla y prepararles el alimento; va para tantas otras necesidades de ellas. Mi Voluntad quiere tener Vida en todas las cosas creadas para dar vida celestial y natural a todas las criaturas. Pero Ella, mientras va como en Volumen 17 77 fiesta, llena de amor hacia todas, no recibe la adecuada correspondencia y queda como en ayunas por parte de las criaturas. Hija mía, tu voluntad fundida en la mía corre también en esa agua que llueve del cielo, corre junto dondequiera que Ella va, no la dejes sola y dale la correspondencia de tu amor, y por todos”. (11) Pero mientras esto decía, mis ojos quedaban encantados, no los podía apartar de dentro del agua que llovía, mi voluntad corría junto, veía en aquella agua las manos de mi Jesús, multiplicadas en tantas, para llevar con sus manos el agua a todos. ¿Quién puede decir lo que sentía en mí? Lo puede decir sólo Jesús, que es el autor. ¿Pero quién puede decir los tantos modos de fundirme en su Santísimo Querer? Por ahora basta, si Jesús quiere que siga me dará las palabras y la gracia de decir más, y yo seguiré escribiendo. (12) Además de esto, decía a mi Jesús: “Dime amor mío, ¿qué cosa es este vacío que se presenta ante mi mente cuando me fundo en tu Santísima Voluntad? ¿Quién es esta niña que sale de mí y por qué siente una fuerza irresistible de ir ante tu trono para depositar sus pequeños actos en el regazo divino, como para hacerle fiesta?” Y mi dulce Jesús, todo bondad me ha dicho: (13) “Hija mía, el vacío es mi Voluntad puesta a tu disposición, que debería llenarse de tantos actos por cuantos las criaturas hubieran hecho si hubiesen cumplido nuestra Voluntad. Este vacío inmenso que tú ves, que representa nuestra Voluntad, salió de nuestra Divinidad a bien de todos en la Creación para hacer feliz todo y a todos, por lo tanto era como consecuencia que todas las criaturas debían llenar este vacío con la correspondencia de sus actos y con la donación de su voluntad a su Creador, y no habiéndolo hecho se hace la ofensa más grave, por eso te llamamos a ti con misión especial, para que seamos resarcidos y correspondidos de lo que los demás nos debían, y esta es la causa por la cual primero te dispusimos con una larga cadena de gracias y después te preguntamos si querías hacer vida en nuestra Voluntad, y tú aceptaste con un ‘sí’, atando tu voluntad a nuestro trono sin quererla conocer más, porque voluntad humana y Divina no se reconcilian ni pueden vivir juntas; entonces, aquel ‘sí’, o sea tu voluntad, existe fuertemente atado a nuestro trono, he aquí por qué tu alma, como pequeña niña es atraída ante la Majestad Suprema, porque está tu querer delante a Nosotros, que como imán te atrae, y tú en vez de mirar tu voluntad te ocupas sólo de llevar a nuestro regazo todo lo que has podido hacer en nuestra Voluntad, y depositas en nuestro seno nuestra misma Voluntad como el homenaje más grande que a Nosotros nos conviene y la correspondencia más agradable a Nosotros. Entonces, el no tomar en cuenta a tu voluntad, y el solo Querer nuestro que vive en ti, nos pone en fiesta; tus pequeños actos Volumen 17 78 hechos en nuestro Querer nos traen las alegrías de toda la Creación, así que parece que todo nos sonríe y nos hace fiesta; y al verte descender de nuestro trono sin ni siquiera mirar tu voluntad, llevándote la Nuestra, es para Nosotros la alegría más grande, por eso te digo siempre, sé atenta a nuestro Querer, porque en Él hay mucho qué hacer, y mientras más hagas, más fiesta nos darás y nuestro Querer se verterá a torrentes en ti y fuera de ti”.
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